Pensar en que ojalá me esperas. Que un día vienes y me entregas lo que no te di.

Cuando estoy incómoda cojo el móvil y finjo que hago algo, que tengo un amor inolvidable y un secreto inconfesable, que en mi mente planeo conversaciones que nunca se van a llevar a cabo, que odio pelearme por una estupidez con alguien que realmente me importa, que odio cuando me dicen “te echo de menos” y no hacen nada para verme, que yo también dije: “me alegro por ti” y por dentro me moría de tristeza, que a mi también se me paró el corazón con el: “¿te puedo hacer una pregunta?”, que yo también tuve un nudo en la garganta cuando me enteré de algo y tuve que fingir que todo estaba bien, que cuando no entiendo lo que alguien me está diciendo sonrío hasta que se calla, que yo también tuve un ataque de sinceridad y luego pensé: “¿Para qué lo dije?”, que odio irme temprano de un lugar y que después me digan: “te perdiste la mejor parte”…