Destruction is a form of creation.

viernes, 23 de marzo de 2012

¿Empezarás a terminar lo que yo no supe acabar?

La calle está inmersa en pedazos de ti, se mete tu olor por los callejones cerrados
como suspiros sin dueño.
Los bares no están llenos de hombres que quieren olvidar,están repletos de borrachos que no te han conocido.
Camino con tu ausencia al hombro, los escaparates siempre me devuelven tu imagen,yo sueño con perros que se comen tus órganos,con niñas jugando a la rayuela con las órbitas de tus ojos.
Sueño con tus manos masturbando a casadas en la última fila de los cines.
No son pesadillas, no ahora que dormir depende tanto de las farmacias.

Maldito yonki adicto a dolerme,aprovechaste que soy de barrio,en mi calle las mujeres besan con los párpados,si dicen te quiero es para casarse,aquí se tienen hijos a conciencia no surgen por la ausencia del látex,tenemos un solo raíl para el camino y si te equivocas de vía te miran como a un animal.

¿Piensas que aprendí a ladrar en tus tobillos?

Yo era perro antes que hombre, cuando una caricia costaba tener el hocico húmedo de cosquillas en la nuca.

Mis vecinos (esa familia sin genética) creen que soy autista porque digo los buenos días moviendo la cabeza.

¿Cómo explicarles que si abro la boca me sale tu nombre?
Aquí, en este pueblo de mierda, no dejan de confundir el silencio con la educación.
(Señora siéntese usted, que está mas gorda)
No echo de menos la ciudad pero a veces temo que me traje sus modales.

Menos mal que me queda el mar y tú caminado en pleno invierno por la orilla, mientras los hilos de tu bufanda decoraban la brisa con los colores del arcoiris.
Menos mal que si cierro los ojos, te veo desnudo y mío.
Que parpadear ya no es inercia si no un ejercicio de excitación.

Daba igual que no fueras el hombre más bonito del mundo porque todas los hombres del mundo cabían en ti.

Y aún ahora, te miro en el rostro de los otros, y te sigues pareciendo demasiado a ti mismo para ignorar que existes.
Escribo, soy incapaz de hacerlo sin un cigarro en la boca, supe en cuanto te vi el color de mis pulmones, también que después de tenerte entre mis brazos la soledad podría ser a la vez sinónimo de multitud, incluso que cuando te fueras para siempre, estas cuatro calles que ahora habito,se iban a convertir en un país que desconozco donde soy un inmigrante de mis propias raíces.

Y aun así te quise, quizás porque quererte era lo más fácil de todo.
O lo único que nunca pude evitar.
Ni supe.


Ni siquiera ahora que la calle está inmersa en pedazos de ti, y sin querer me he traído tus recuerdos pegados a mis pasos y en cualquier momento me voy a encontrar a cualquiera jugando a las prendas con tu risa.

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