Si la verdad se reduce a lo que nos explicamos, entonces la mentira no existió jamás. Y yo, a medida que canjeo años por juventud, me voy dando cuenta de que hay cosas que ni pueden ni deben ser relativas. Lo absoluto sólo tiene sentido cuando llevas demasiado tiempo a merced de lo relativo, y ya has podido descubrir los yermo, estéril e infructuoso que te resulta para ser feliz.
Mentir es vivirse a medias. Y la otra mitad es lo que llamamos muerte.
A la espera que nuestro orgullo e ideales diferentes nos separe.
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