Fue entonces cuando se fue.
No dijo con quién,
ni dónde,
ni tan siquiera por qué.
Se fue.
¿Ni una nota quisiste dejar?
¿No importaba lo que opinara?
¿Ni lo que quisiera?
Se fue.
Y no volvió.
Y el quererle aquí,
supuso olvidarme de salir.
Se fue.
Pero lo volví a ver.
Allá donde los lirios cantan,
y donde las fresas siempre saben a nata.
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