Acercarte a la cocina para preparar algo de cena.
Recibir mil de palabras desagradables, como lo desgraciada que soy y que no debería haber nacido.
Cosas como esas son las que me quitan el apetito día tras día.
Luego me desmallo por la calle o tengo que tomar mil vitaminas.
Pero no creo que sea algo por lo que gritarme... Al contrario.
Solo tratadme como una enferma más, no me infravaloréis.
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