La primavera la sangre altera

Para aquellas personas que hayan sido marginadas físicamente, yo he sido una de ellas.
No era precisamente por lo normal, yo no era para nada gorda. Si no por lo contrario: era demasiado delgada.
Y es que no lo llegas a pasar mal hasta que descubres lo crueles que son las personas con los demás.
Nunca olvidaré aquel día de playa, en el que había una chica echando crema a las demás.
Todas se tumbaban en la arena para que ella las fuese untando en crema. Una de ellas era yo. Pero cuando esa chica llegó a mí, me miró de arriba a abajo y sin ni siquiera tocarme, me soltó:
- Yo a ti no te toco, me das asco.
Y se fue.