Los placeres violentos poseen finales violentos y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo en que se consumen el fuego y la polvora en un beso voraz.

Hubo una vez que amé algo llamado sueño, lo busqué y lo seguí, años que pasé corriendo. Y de correr al final ya no me siento la dueña.
Noches que no acaban, gente que maldigo, vivir de los abrazos de desconocidos.Suelos que me acogen donde no resido, no se ha escapado el tiempo, es que no se ha detenido.
Préstame tu fuerza y haz que no me vuelva a caer. Préstame tus alas.
Si ya te lo he pedido esta será la ultima vez que lo hago por las malas.
Finjo una sonrisa en una mueca que no atisbo. ¿Que hay de aquellas ganas que habíamos tenido? ¿Se las llevo el viento, el que se lleva lo que escribo?
Hace mucho tiempo todo era más sencillo, veíamos la vida tras el humo de un pitillo. No es lo prometido y veo obligaciones  en el mismo sitio donde antes veia canciones.
Dejé de escribirte para que cantases, te arranqué las cuerdas, te borré las frases. Me volví infeliz olvidando lo que quiero.
Sigo en los andenes y el tren ya ha partido.. Gritaré al oido de la primavera que he tocado fondo para coger carrera.

Dejé de dibujar corazones en tu espalda para dedicarle corazones a mis sueños, a apartar mis suspiros para no desechar ese aire, a contar estrellas sin ti y a que mi corazón solitario borrase tu sonrisa. ¿Ahora? Ahora no nos queda nada.

No es que me haya vuelto fuerte de repente, ni tampoco haya cambiado nada. Lo que pasa es que voy a hacerle frente. Lo importante es el afán que nace de la debilidad.